jueves, 11 de marzo de 2010

TRASTORNO EZQUIZOAFECTIVO









ESTE TEMA ES MUY IMPORTANTE PORQUE ES MUY RARA ESTA ENFERMEDAD POR ESO QUISE TOCAR EL TEMA Y LOS DIFERENTES TIPOS DE TRASTORNOS EZQUIZOAFECTIVOS ES SOLO UN VISTASO ES PERO QUE LES SEA DE UTILIDAD.


F25 Trastornos esquizoafectivos(Criterios DSM IV)


F25.0 Trastorno esquizoafectivo de tipo maníaco.
F25.1 Trastorno esquizoafectivo de tipo depresivo.
F25.2 Trastorno esquizoafectivo de tipo mixto.
F25.8 Otros trastornos esquizoafectivos.
F25.9 Trastorno esquizoafectivo sin especificación.


Trastornos episódicos en los cuales tanto los síntomas afectivos como los esquizofrénicos son destacados y se presentan durante el mismo episodio de la enfermedad, preferiblemente de forma simultánea o al menos con pocos días de diferencia entre unos y otros. No es clara aún su relación con los trastornos del humor (afectivos) (F30-F39) y con los trastornos esquizofrénicos (F20-F24) típicos. Otros cuadros en los cuales los síntomas afectivos aparecen superpuestos o forman parte de una enfermedad esquizofrénica preexistente, o en los cuales coexisten o alternan con otros tipos de trastornos de ideas delirantes persistentes, se clasifican bajo la categoría adecuada de F20-F29.
Los enfermos que sufren episodios esquizoafectivos recurrentes, en particular aquellos cuyos síntomas son de tipo maníaco más que de tipo depresivo, generalmente se recuperan completamente y sólo rara vez desarrollan un estado defectual.
Pautas para el diagnóstico
Las manifestaciones de ambos tipos de síntomas, esquizofrénicos y afectivos, son claras y destacadas y se presentan simultáneamente o con un plazo de pocos días entre unos y otros, dentro del mismo episodio de la enfermedad, y cuando, como consecuencia de lo anterior, el episodio de enfermedad no satisface las pautas ni de esquizofrenia ni de episodio depresivo o maníaco. Es frecuente, por ejemplo, que los esquizofrénicos presenten síntomas depresivos tras un episodio psicótico (ver F20.4, depresión postesquizofrénica). Algunos enfermos presentan episodios esquizoafectivos recurrentes, los cuales pueden ser de tipo maníaco, depresivo o mixtos. Otros presentan uno o dos episodios esquizoafectivos intercalados entre episodios maníacos o depresivos típicos. En el primer caso el diagnóstico adecuado es el de trastorno esquizoafectivo. En el segundo, la aparición de un episodio esquizoafectivo de forma ocasional no invalida el diagnóstico de trastorno bipolar o trastorno depresivo recurrente si el cuadro clínico es típico en otros aspectos.





F25.0
Trastorno esquizoafectivo de tipo maníaco


Trastorno en el cual los síntomas esquizofrénicos y los maníacos son destacados en el mismo episodio de enfermedad. La alteración del humor es generalmente en forma de euforia acompañada de aumento de la estimación de sí mismo e ideas de grandeza, pero a veces son más evidentes la excitación o irritabilidad, acompañadas de un comportamiento agresivo y de ideas de persecución. En ambos casos existe un aumento de la vitalidad, hiperactividad, dificultades de concentración y una pérdida de la inhibición social normal. Pueden estar presentes ideas delirantes de referencia, de grandeza o de persecución, pero se requieren otros síntomas más típicamente esquizofrénicos para establecer el diagnóstico. El enfermo puede insistir, por ejemplo, en que sus pensamientos están siendo difundidos o interceptados, o que fuerzas extrañas están tratando de controlarlos, o puede referir oír voces de varias clases, o expresar ideas delirantes extrañas que no son sólo de grandeza o de persecución. Se requiere a menudo un interrogatorio minucioso para establecer que el enfermo está realmente experimentando estos fenómenos mórbidos y no sólo bromeando o hablando de forma metafórica. Los trastornos esquizoafectivos de tipo maníaco son con frecuencia psicosis floridas con un comienzo agudo, pero la recuperación completa suele tener lugar en pocas semanas, a pesar de que el comportamiento esté alterado de un modo llamativo.

Pautas para el diagnóstico

Debe existir una exaltación marcada del humor, o una exaltación menos evidente del humor acompañada de irritabilidad o excitación. Deben hallarse claramente presentes dentro del mismo episodio, por lo menos uno y preferiblemente dos síntomas característicos de la esquizofrenia (tal y como se especifica en las pautas (a-(d) para el diagnóstico de F20.-, esquizofrenia).

Incluye:
Psicosis esquizoafectiva de tipo maníaco.
Psicosis esquizofreniforme de tipo maníaco.

F25.1
Trastorno esquizoafectivo de tipo depresivo


Trastorno en el cual los síntomas esquizofrénicos y depresivos son destacados en el mismo episodio de enfermedad. La depresión del humor suele acompañarse de varios síntomas depresivos característicos o de trastornos del comportamiento tales como inhibición psicomotriz, insomnio, pérdida de vitalidad, de apetito o de peso, reducción en los intereses habituales, dificultades de concentración, sentimientos de culpa, de desesperanza e ideas de suicidio. Al mismo tiempo o dentro del mismo episodio están presentes otros síntomas típicamente esquizofrénicos. El enfermo puede insistir, por ejemplo, en que sus pensamientos están siendo difundidos o interceptados, o en que fuerzas extrañas están tratando de controlarlo. Puede estar convencido de estar siendo espiado o de ser víctima de un complot que no se justifica por su comportamiento, o de oír voces que no son únicamente despectivas o condenatorias sino que hablan de matarlo o comentan entre ellas su comportamiento. Los trastornos esquizoafectivos de tipo depresivo suelen ser habitualmente menos floridos y alarmantes que los episodios esquizoafectivos de tipo maníaco, pero tienden a durar más y el pronóstico es menos favorable. Aunque la mayoría de enfermos se recuperan completamente, algunos desarrollan con el tiempo un deterioro esquizofrénico.

Pautas para el diagnóstico

Debe aparecer un humor depresivo marcado, acompañado por lo menos por dos síntomas depresivos característicos o de trastornos del comportamiento enumerados en el episodio depresivo (F32.-). Además, deben hallarse dentro del mismo episodio, por lo menos uno y preferiblemente dos síntomas típicamente esquizofrénicos (tal y como se especifica para F20.-, en las pautas para el diagnóstico de esquizofrenia a)- d).

Incluye:

Psicosis esquizoafectiva de tipo depresivo.
Psicosis esquizofreniforme de tipo depresivo.

F25.2
Trastorno esquizoafectivo de tipo mixto


Trastornos en los cuales los síntomas esquizofrénicos (F20.-) coexisten con los de trastorno bipolar, episodio actual mixto (F31.6).

Incluye:

Esquizofrenia cíclica.
Psicosis mixta esquizofrénica y afectiva.

F25.8 Otros trastornos esquizoafectivos

F25.9
Trastorno esquizoafectivo sin especificación

Incluye: Psicosis esquizoafectiva sin especificación.

ALGUNAS IMAGENES



SUICIDIO

Comportamiento suicida

El comportamiento suicida abarca los gestos suicidas, los intentos de suicidio y el suicidio consumado. Los planes de suicidio y las acciones que tienen pocas posibilidades de llevar a la muerte son llamados gestos suicidas. Las acciones suicidas con intención de muerte pero que no logran su propósito se llaman intentos de suicidio. Algunas personas que intentan suicidarse son descubiertas a tiempo y salvadas. Otras personas que intentan suicidarse tienen sentimientos contradictorios acerca de la muerte y el intento puede fallar porque en realidad es una petición de ayuda combinada con un fuerte deseo de vivir. Finalmente, un suicidio consumado tiene como resultado la muerte. Todos los pensamientos y los comportamientos suicidas, ya se trate de gestos o de tentativas, deben ser tomados en serio.
El comportamiento autodestructivo puede ser directo o indirecto. Los gestos suicidas, los intentos de suicidio y el suicidio consumado son ejemplos de comportamiento autodestructivo directo. El comportamiento autodestructivo indirecto implica la participación, generalmente de modo repetido, en actividades peligrosas sin que exista una intención consciente de morir. Ejemplos de comportamiento autodestructivo indirecto incluyen el abuso del alcohol y de las drogas, el abuso del tabaco, el comer con exceso, el descuido de la propia salud, la automutilación, el conducir un vehículo de modo temerario y el comportamiento criminal. De las personas con comportamiento autodestructivo indirecto se dice que tienen un “deseo de muerte”, pero generalmente existen muchas razones para ese comportamiento.

Epidemiología

Como las estadísticas de suicidio se basan principalmente en los certificados de defunción y en las pesquisas judiciales, existe seguramente una subestimación de la verdadera incidencia. Aun así, el suicidio se encuentra entre las 10 primeras causas de muerte. El suicidio es la causa del 30 por ciento de las muertes entre los estudiantes universitarios y del 10 por ciento de las muertes en personas entre 25 y 34 años. Es la segunda causa de muerte entre los adolescentes. Sin embargo, más del 70 por ciento de las personas que se suicidan son mayores de 40 años y la frecuencia aumenta dramáticamente en los mayores de 60 años, sobre todo en los varones. Las tasas de suicidio son mayores en las áreas urbanas que en las rurales.
En contraste, los intentos de suicidio son más frecuentes antes de llegar a la mediana edad. Los intentos de suicidio son particularmente frecuentes entre las adolescentes solteras y entre los solteros alrededor de los 30 años. Aunque las mujeres intentan suicidarse con una frecuencia tres veces mayor que los hombres, éstos consuman el suicidio en una proporción cuatro veces mayor que ellas.
Las personas casadas tienen menos probabilidades de intentar o de llevar a cabo un suicidio que las personas separadas, divorciadas o viudas que viven solas. Los suicidios son más frecuentes entre los familiares de quienes han realizado un intento o se han suicidado.
Muchos suicidios ocurren en las cárceles, particularmente entre los varones jóvenes que no han cometido crímenes violentos. Estas personas generalmente se ahorcan, a menudo durante la primera semana de cárcel. Los suicidios en grupo, tanto si implican un gran número de personas como si sólo son dos (como un par de enamorados o cónyuges), representan una forma extrema de identificación con la otra persona. Los suicidios de grandes grupos de gente tienden a ocurrir en situaciones con una gran carga emocional o en los fanatismos religiosos que superan el fuerte instinto de supervivencia.

Comportamiento suicida

El comportamiento suicida abarca los gestos suicidas, los intentos de suicidio y el suicidio consumado. Los planes de suicidio y las acciones que tienen pocas posibilidades de llevar a la muerte son llamados gestos suicidas. Las acciones suicidas con intención de muerte pero que no logran su propósito se llaman intentos de suicidio. Algunas personas que intentan suicidarse son descubiertas a tiempo y salvadas. Otras personas que intentan suicidarse tienen sentimientos contradictorios acerca de la muerte y el intento puede fallar porque en realidad es una petición de ayuda combinada con un fuerte deseo de vivir. Finalmente, un suicidio consumado tiene como resultado la muerte. Todos los pensamientos y los comportamientos suicidas, ya se trate de gestos o de tentativas, deben ser tomados en serio.
El comportamiento autodestructivo puede ser directo o indirecto. Los gestos suicidas, los intentos de suicidio y el suicidio consumado son ejemplos de comportamiento autodestructivo directo. El comportamiento autodestructivo indirecto implica la participación, generalmente de modo repetido, en actividades peligrosas sin que exista una intención consciente de morir. Ejemplos de comportamiento autodestructivo indirecto incluyen el abuso del alcohol y de las drogas, el abuso del tabaco, el comer con exceso, el descuido de la propia salud, la automutilación, el conducir un vehículo de modo temerario y el comportamiento criminal. De las personas con comportamiento autodestructivo indirecto se dice que tienen un “deseo de muerte”, pero generalmente existen muchas razones para ese comportamiento.

Epidemiología

Como las estadísticas de suicidio se basan principalmente en los certificados de defunción y en las pesquisas judiciales, existe seguramente una subestimación de la verdadera incidencia. Aun así, el suicidio se encuentra entre las 10 primeras causas de muerte. El suicidio es la causa del 30 por ciento de las muertes entre los estudiantes universitarios y del 10 por ciento de las muertes en personas entre 25 y 34 años. Es la segunda causa de muerte entre los adolescentes. Sin embargo, más del 70 por ciento de las personas que se suicidan son mayores de 40 años y la frecuencia aumenta dramáticamente en los mayores de 60 años, sobre todo en los varones. Las tasas de suicidio son mayores en las áreas urbanas que en las rurales.
En contraste, los intentos de suicidio son más frecuentes antes de llegar a la mediana edad. Los intentos de suicidio son particularmente frecuentes entre las adolescentes solteras y entre los solteros alrededor de los 30 años. Aunque las mujeres intentan suicidarse con una frecuencia tres veces mayor que los hombres, éstos consuman el suicidio en una proporción cuatro veces mayor que ellas.
Las personas casadas tienen menos probabilidades de intentar o de llevar a cabo un suicidio que las personas separadas, divorciadas o viudas que viven solas. Los suicidios son más frecuentes entre los familiares de quienes han realizado un intento o se han suicidado.
Muchos suicidios ocurren en las cárceles, particularmente entre los varones jóvenes que no han cometido crímenes violentos. Estas personas generalmente se ahorcan, a menudo durante la primera semana de cárcel. Los suicidios en grupo, tanto si implican un gran número de personas como si sólo son dos (como un par de enamorados o cónyuges), representan una forma extrema de identificación con la otra persona. Los suicidios de grandes grupos de gente tienden a ocurrir en situaciones con una gran carga emocional o en los fanatismos religiosos que superan el fuerte instinto de supervivencia.
Las tasas de suicidio entre abogados, dentistas, médicos (especialmente del sexo femenino) y personal militar son mayores que en la población general. La intoxicación con fármacos es una forma frecuente de suicidio entre los médicos, posiblemente porque pueden obtener los fármacos con facilidad y saben cuál es la dosis letal.
El suicidio ocurre con menos frecuencia entre los miembros practicantes de grupos religiosos (particularmente los católicos), que generalmente se apoyan en sus creencias, tienen lazos sociales cercanos que les protegen de la autodestrucción y además tienen prohibido por sus creencias el cometer tal acto. Sin embargo, la afiliación religiosa y las creencias profundas no impiden necesariamente la realización de actos suicidas por motivos de frustración, ira y desesperación, especialmente cuando se acompañan de sentimientos de culpabilidad o de indignidad.
Una de cada seis personas que se suicida deja una nota escrita. Las notas a menudo hacen referencia a relaciones personales o a acontecimientos que deben suceder después de haber muerto la persona. Las notas escritas por las personas de edad avanzada a menudo expresan preocupaciones por los que dejan atrás, mientras que las notas escritas por los jóvenes pueden ser de enfado o de reivindicación. Una nota dejada por alguien que intenta suicidarse pero no lo consigue indica que el intento fue premeditado; el riesgo de que lo vuelva a intentar es, por lo tanto, elevado.

Causas

La conducta suicida generalmente resulta de la interacción de varios factores:
- Trastornos mentales (fundamentalmente depresión y abuso de sustancias).
- Factores sociales (desilusión, pérdida y ausencia de apoyo social).
- Trastornos de la personalidad (impulsividad y agresión).
- Una enfermedad orgánica incurable.
Más de la mitad de la gente que se suicida está deprimida. Los problemas matrimoniales, una relación amorosa rota o problemática o una reciente pérdida personal (particularmente entre las personas de edad avanzada) pueden precipitar la depresión. A menudo, un factor como la ruptura de una relación personal, se considera la gota que desborda el vaso. La depresión combinada con una enfermedad orgánica puede llevar a intentar el suicidio. Una minusvalía física, especialmente si es crónica o dolorosa, tiene mayor probabilidad de acabar en un suicidio consumado. La enfermedad orgánica, especialmente aquella que es grave, crónica y dolorosa, tiene un papel importante en cerca del 20 por ciento de los suicidios entre las personas de edad avanzada.
El suicidio es a menudo el acto final de una serie de comportamientos autodestructivos. El comportamiento autodestructivo es especialmente frecuente entre las personas con experiencias traumáticas en su niñez, especialmente las que padecieron abusos o negligencia o el sufrimiento de un hogar monoparental, quizás porque éstas son más propensas a tener mayores dificultades en establecer relaciones profundas y seguras. Los intentos de suicidio son más probables entre mujeres maltratadas, muchas de las cuales también sufrieron abusos de niñas.
El alcohol incrementa el riesgo de conducta suicida porque agrava los sentimientos depresivos y disminuye el autocontrol. Alrededor de la mitad de los que intentan el suicidio están intoxicados en el momento de hacerlo. Puesto que el alcoholismo por sí mismo, particularmente si hay ingestión exagerada de forma aguda, causa a menudo sentimientos profundos de remordimiento en los periodos entre una ingestión y otra, los alcohólicos son particularmente propensos al suicidio incluso cuando están sobrios.
La autoagresión violenta puede ocurrir durante un cambio de humor hacia una depresión profunda pero transitoria. Los cambios de humor pueden estar causados por fármacos o por enfermedades graves. Una persona que está experimentando un cambio de su humor hacia la depresión es, con frecuencia, consciente sólo de modo parcial, y probablemente después, recuerde sólo vagamente su intento de suicidio. Los que padecen epilepsia, especialmente aquellos con epilepsia del lóbulo temporal, con frecuencia experimentan episodios depresivos breves pero intensos lo que, unido a la disponibilidad de fármacos para tratar su enfermedad, incrementa el factor de riesgo para la conducta suicida.
Además de la depresión, existen otros trastornos mentales que aumentan el riesgo de suicidio. Por ejemplo, los esquizofrénicos, particularmente los que también están deprimidos (un problema bastante frecuente en la esquizofrenia), son más propensos a intentar el suicidio que aquellos que no tienen dicho trastorno. Los métodos de suicidio que eligen los esquizofrénicos pueden ser insólitos y con frecuencia violentos. En la esquizofrenia los intentos de suicidio acaban generalmente en la muerte. El suicidio puede ocurrir en las primeras fases de la enfermedad y puede ser la primera indicación clara de que la persona padecía esquizofrenia.
Las personas con trastornos de la personalidad están también en riesgo de suicidarse, especialmente las inmaduras, con poca tolerancia a la frustración y que reaccionan al estrés de modo impetuoso con violencia y agresión. Estas personas pueden beber alcohol en exceso, abusar de drogas o cometer actos criminales. La conducta suicida se exacerba a veces por el estrés que inevitablemente conlleva la ruptura de relaciones problemáticas y las cargas que supone el establecer nuevas relaciones y estilos de vida. Otro aspecto importante en los intentos de suicidio es el método de la ruleta rusa, en el que la gente decide dejar que sea la suerte la que determine el desenlace. Algunos individuos inestables encuentran emocionantes las actividades peligrosas que implican flirtear con la muerte, como conducir un vehículo de modo temerario o los deportes peligrosos.


Métodos

El método escogido por una persona para suicidarse es a menudo determinado por la disponibilidad y por los factores culturales. También puede reflejar la seriedad del intento, puesto que algunos métodos, como saltar desde un edificio alto, hacen que sea virtualmente imposible sobrevivir, mientras que otros, como la sobredosis farmacológica, dejan abierta la posibilidad del rescate. Sin embargo, el usar un método que demuestra no ser mortal no indica necesariamente que el intento de la persona es menos serio.
La sobredosis de fármacos es el método usado con más frecuencia en los intentos de suicidio. Dado que los médicos no prescriben barbitúricos a menudo, ha descendido el número de sobredosis con estos fármacos; sin embargo, está aumentando el número de sobredosis con otros fármacos psicotrópicos como los antidepresivos. La sobredosis de aspirina ha descendido desde más del 20 por ciento de los casos hasta aproximadamente el 10 por ciento. En cerca del 20 por ciento de los suicidios se usan dos métodos o más o una combinación de fármacos, lo que aumenta el riesgo de muerte.
Entre los suicidios consumados, el arma de fuego es el método más usado en los países donde su tenencia es legal. Es un método usado predominantemente por niños y varones adultos. Las mujeres son más propensas a usar métodos no violentos, como el envenenamiento (o la intoxicación farmacológica) y la inmersión, aunque en los últimos años han aumentado los suicidios por arma de fuego entre las mujeres. Los métodos violentos, como las armas de fuego o los ahorcamientos, son poco utilizados por aquellas personas que sólo quieren llamar la atención porque generalmente conducen a la muerte.
Un acto suicida a menudo contiene evidencias de agresión hacia otros, como puede verse en los asesinatos seguidos por un suicidio y en la alta incidencia de suicidios entre los prisioneros que cumplen condena por crímenes violentos.

Prevención

Cualquier acto o amenaza suicidas deben ser tomados en serio. El 20 por ciento de las personas que intentan suicidarse repite el intento en el plazo de un año. Todas las personas que realizan gestos suicidas o que intentan suicidarse necesitan ser tratadas. Cerca del 10 por ciento de todos los intentos de suicidio resultan mortales.
Aunque a veces un suicidio consumado o un intento de suicidio se presenta como algo totalmente sorpresivo o chocante, incluso para los familiares cercanos, los amigos y los compañeros, generalmente existen signos premonitorios. En general, los que se suicidan están deprimidos y por ende el paso práctico más importante para prevenir el suicidio es diagnosticar y tratar correctamente la depresión. Sin embargo, el riesgo de suicidio se incrementa cerca del comienzo del tratamiento de la depresión, cuando la persona se vuelve más activa y decidida pero aún sigue deprimida.

Un buen cuidado psiquiátrico y social después de un intento de suicidio es el mejor modo de prevenir nuevos intentos de suicidio. Como mucha gente que se suicida ya había previamente intentado hacerlo, se debe realizar un asesoramiento psiquiátrico inmediatamente después del intento. El asesoramiento ayuda al médico a identificar los problemas que contribuyeron al acto y a planear un tratamiento apropiado.

Tratamiento de los intentos de suicidio

Mucha gente que intenta suicidarse es llevada todavía inconsciente a un servicio de urgencias. Cuando se sabe que una persona ha tomado una sobredosis de un fármaco o de un veneno, el médico sigue los siguientes pasos:
- Retirar la máxima cantidad posible del fármaco o del veneno del cuerpo de la persona, tratando de impedir su absorción y acelerando su excreción.
- Controlar los signos vitales y tratar los síntomas para mantener a la persona viva.
- Administrar un antídoto si se conoce exactamente el fármaco que ha sido ingerido y si existe ese antídoto.
Aunque por lo general las personas se encuentran físicamente bastante bien para ser dadas de alta tan pronto se haya tratado la lesión, a menudo son hospitalizadas para recibir asesoramiento y tratamiento psiquiátrico. Durante la valoración psiquiátrica, la persona puede negar todo problema. Con bastante frecuencia, la depresión grave que condujo al acto suicida es seguida por un período corto de mejoría del humor, así que raras veces se producen nuevos intentos suicidas inmediatamente después del inicial. Sin embargo, el riesgo de otro intento de suicidio es alto a menos que sean resueltos los problemas de la persona.
Existen variaciones tanto en el tiempo de estancia en el hospital como en el tipo de tratamiento requerido. El enfermo psiquiátrico grave generalmente es ingresado en la unidad psiquiátrica del hospital para un control de forma continuada hasta que se resuelvan los problemas que lo han inducido al suicidio o hasta que tenga capacidad de afrontarlos. En caso de necesidad, se puede mantener al paciente en el hospital aun en contra de sus deseos porque representa un peligro para sí mismo o para otros.

Impacto del suicidio

Un suicidio consumado tiene un fuerte impacto emocional en cualquier persona implicada. La familia de la persona, sus amistades y su médico pueden sentirse culpables, avergonzados y con remordimientos por no haber podido evitar el suicidio. También pueden sentir ira contra la persona que se ha suicidado. Finalmente, se dan cuenta de que no podían estar al corriente de todo o de que no son todopoderosos y que el suicidio, la mayoría de las veces, no puede impedirse.
Un intento de suicidio tiene un impacto similar. Sin embargo, los que son más cercanos a la persona tienen la oportunidad de calmar sus conciencias respondiendo a la llamada de ayuda de ésta.
Las tasas de suicidio entre abogados, dentistas, médicos (especialmente del sexo femenino) y personal militar son mayores que en la población general. La intoxicación con fármacos es una forma frecuente de suicidio entre los médicos, posiblemente porque pueden obtener los fármacos con facilidad y saben cuál es la dosis letal.
El suicidio ocurre con menos frecuencia entre los miembros practicantes de grupos religiosos (particularmente los católicos), que generalmente se apoyan en sus creencias, tienen lazos sociales cercanos que les protegen de la autodestrucción y además tienen prohibido por sus creencias el cometer tal acto. Sin embargo, la afiliación religiosa y las creencias profundas no impiden necesariamente la realización de actos suicidas por motivos de frustración, ira y desesperación, especialmente cuando se acompañan de sentimientos de culpabilidad o de indignidad.
Una de cada seis personas que se suicida deja una nota escrita. Las notas a menudo hacen referencia a relaciones personales o a acontecimientos que deben suceder después de haber muerto la persona. Las notas escritas por las personas de edad avanzada a menudo expresan preocupaciones por los que dejan atrás, mientras que las notas escritas por los jóvenes pueden ser de enfado o de reivindicación. Una nota dejada por alguien que intenta suicidarse pero no lo consigue indica que el intento fue premeditado; el riesgo de que lo vuelva a intentar es, por lo tanto, elevado.

Causas

La conducta suicida generalmente resulta de la interacción de varios factores:
- Trastornos mentales (fundamentalmente depresión y abuso de sustancias).
- Factores sociales (desilusión, pérdida y ausencia de apoyo social).
- Trastornos de la personalidad (impulsividad y agresión).
- Una enfermedad orgánica incurable.
Más de la mitad de la gente que se suicida está deprimida. Los problemas matrimoniales, una relación amorosa rota o problemática o una reciente pérdida personal (particularmente entre las personas de edad avanzada) pueden precipitar la depresión. A menudo, un factor como la ruptura de una relación personal, se considera la gota que desborda el vaso. La depresión combinada con una enfermedad orgánica puede llevar a intentar el suicidio. Una minusvalía física, especialmente si es crónica o dolorosa, tiene mayor probabilidad de acabar en un suicidio consumado. La enfermedad orgánica, especialmente aquella que es grave, crónica y dolorosa, tiene un papel importante en cerca del 20 por ciento de los suicidios entre las personas de edad avanzada.
El suicidio es a menudo el acto final de una serie de comportamientos autodestructivos. El comportamiento autodestructivo es especialmente frecuente entre las personas con experiencias traumáticas en su niñez, especialmente las que padecieron abusos o negligencia o el sufrimiento de un hogar monoparental, quizás porque éstas son más propensas a tener mayores dificultades en establecer relaciones profundas y seguras. Los intentos de suicidio son más probables entre mujeres maltratadas, muchas de las cuales también sufrieron abusos de niñas.
El alcohol incrementa el riesgo de conducta suicida porque agrava los sentimientos depresivos y disminuye el autocontrol. Alrededor de la mitad de los que intentan el suicidio están intoxicados en el momento de hacerlo. Puesto que el alcoholismo por sí mismo, particularmente si hay ingestión exagerada de forma aguda, causa a menudo sentimientos profundos de remordimiento en los periodos entre una ingestión y otra, los alcohólicos son particularmente propensos al suicidio incluso cuando están sobrios.
La autoagresión violenta puede ocurrir durante un cambio de humor hacia una depresión profunda pero transitoria. Los cambios de humor pueden estar causados por fármacos o por enfermedades graves. Una persona que está experimentando un cambio de su humor hacia la depresión es, con frecuencia, consciente sólo de modo parcial, y probablemente después, recuerde sólo vagamente su intento de suicidio. Los que padecen epilepsia, especialmente aquellos con epilepsia del lóbulo temporal, con frecuencia experimentan episodios depresivos breves pero intensos lo que, unido a la disponibilidad de fármacos para tratar su enfermedad, incrementa el factor de riesgo para la conducta suicida.
Además de la depresión, existen otros trastornos mentales que aumentan el riesgo de suicidio. Por ejemplo, los esquizofrénicos, particularmente los que también están deprimidos (un problema bastante frecuente en la esquizofrenia), son más propensos a intentar el suicidio que aquellos que no tienen dicho trastorno. Los métodos de suicidio que eligen los esquizofrénicos pueden ser insólitos y con frecuencia violentos. En la esquizofrenia los intentos de suicidio acaban generalmente en la muerte. El suicidio puede ocurrir en las primeras fases de la enfermedad y puede ser la primera indicación clara de que la persona padecía esquizofrenia.
Las personas con trastornos de la personalidad están también en riesgo de suicidarse, especialmente las inmaduras, con poca tolerancia a la frustración y que reaccionan al estrés de modo impetuoso con violencia y agresión. Estas personas pueden beber alcohol en exceso, abusar de drogas o cometer actos criminales. La conducta suicida se exacerba a veces por el estrés que inevitablemente conlleva la ruptura de relaciones problemáticas y las cargas que supone el establecer nuevas relaciones y estilos de vida. Otro aspecto importante en los intentos de suicidio es el método de la ruleta rusa, en el que la gente decide dejar que sea la suerte la que determine el desenlace. Algunos individuos inestables encuentran emocionantes las actividades peligrosas que implican flirtear con la muerte, como conducir un vehículo de modo temerario o los deportes peligrosos.

Métodos

El método escogido por una persona para suicidarse es a menudo determinado por la disponibilidad y por los factores culturales. También puede reflejar la seriedad del intento, puesto que algunos métodos, como saltar desde un edificio alto, hacen que sea virtualmente imposible sobrevivir, mientras que otros, como la sobredosis farmacológica, dejan abierta la posibilidad del rescate. Sin embargo, el usar un método que demuestra no ser mortal no indica necesariamente que el intento de la persona es menos serio.
La sobredosis de fármacos es el método usado con más frecuencia en los intentos de suicidio. Dado que los médicos no prescriben barbitúricos a menudo, ha descendido el número de sobredosis con estos fármacos; sin embargo, está aumentando el número de sobredosis con otros fármacos psicotrópicos como los antidepresivos. La sobredosis de aspirina ha descendido desde más del 20 por ciento de los casos hasta aproximadamente el 10 por ciento. En cerca del 20 por ciento de los suicidios se usan dos métodos o más o una combinación de fármacos, lo que aumenta el riesgo de muerte.
Entre los suicidios consumados, el arma de fuego es el método más usado en los países donde su tenencia es legal. Es un método usado predominantemente por niños y varones adultos. Las mujeres son más propensas a usar métodos no violentos, como el envenenamiento (o la intoxicación farmacológica) y la inmersión, aunque en los últimos años han aumentado los suicidios por arma de fuego entre las mujeres. Los métodos violentos, como las armas de fuego o los ahorcamientos, son poco utilizados por aquellas personas que sólo quieren llamar la atención porque generalmente conducen a la muerte.
Un acto suicida a menudo contiene evidencias de agresión hacia otros, como puede verse en los asesinatos seguidos por un suicidio y en la alta incidencia de suicidios entre los prisioneros que cumplen condena por crímenes violentos.

Prevención

Cualquier acto o amenaza suicidas deben ser tomados en serio. El 20 por ciento de las personas que intentan suicidarse repite el intento en el plazo de un año. Todas las personas que realizan gestos suicidas o que intentan suicidarse necesitan ser tratadas. Cerca del 10 por ciento de todos los intentos de suicidio resultan mortales.
Aunque a veces un suicidio consumado o un intento de suicidio se presenta como algo totalmente sorpresivo o chocante, incluso para los familiares cercanos, los amigos y los compañeros, generalmente existen signos premonitorios. En general, los que se suicidan están deprimidos y por ende el paso práctico más importante para prevenir el suicidio es diagnosticar y tratar correctamente la depresión. Sin embargo, el riesgo de suicidio se incrementa cerca del comienzo del tratamiento de la depresión, cuando la persona se vuelve más activa y decidida pero aún sigue deprimida.
Un buen cuidado psiquiátrico y social después de un intento de suicidio es el mejor modo de prevenir nuevos intentos de suicidio. Como mucha gente que se suicida ya había previamente intentado hacerlo, se debe realizar un asesoramiento psiquiátrico inmediatamente después del intento. El asesoramiento ayuda al médico a identificar los problemas que contribuyeron al acto y a planear un tratamiento apropiado.

Tratamiento de los intentos de suicidio

Mucha gente que intenta suicidarse es llevada todavía inconsciente a un servicio de urgencias. Cuando se sabe que una persona ha tomado una sobredosis de un fármaco o de un veneno, el médico sigue los siguientes pasos:
- Retirar la máxima cantidad posible del fármaco o del veneno del cuerpo de la persona, tratando de impedir su absorción y acelerando su excreción.
- Controlar los signos vitales y tratar los síntomas para mantener a la persona viva.
- Administrar un antídoto si se conoce exactamente el fármaco que ha sido ingerido y si existe ese antídoto.
Aunque por lo general las personas se encuentran físicamente bastante bien para ser dadas de alta tan pronto se haya tratado la lesión, a menudo son hospitalizadas para recibir asesoramiento y tratamiento psiquiátrico. Durante la valoración psiquiátrica, la persona puede negar todo problema. Con bastante frecuencia, la depresión grave que condujo al acto suicida es seguida por un período corto de mejoría del humor, así que raras veces se producen nuevos intentos suicidas inmediatamente después del inicial. Sin embargo, el riesgo de otro intento de suicidio es alto a menos que sean resueltos los problemas de la persona.
Existen variaciones tanto en el tiempo de estancia en el hospital como en el tipo de tratamiento requerido. El enfermo psiquiátrico grave generalmente es ingresado en la unidad psiquiátrica del hospital para un control de forma continuada hasta que se resuelvan los problemas que lo han inducido al suicidio o hasta que tenga capacidad de afrontarlos. En caso de necesidad, se puede mantener al paciente en el hospital aun en contra de sus deseos porque representa un peligro para sí mismo o para otros.

Impacto del suicidio

Un suicidio consumado tiene un fuerte impacto emocional en cualquier persona implicada. La familia de la persona, sus amistades y su médico pueden sentirse culpables, avergonzados y con remordimientos por no haber podido evitar el suicidio. También pueden sentir ira contra la persona que se ha suicidado. Finalmente, se dan cuenta de que no podían estar al corriente de todo o de que no son todopoderosos y que el suicidio, la mayoría de las veces, no puede impedirse.
Un intento de suicidio tiene un impacto similar. Sin embargo, los que son más cercanos a la persona tienen la oportunidad de calmar sus conciencias respondiendo a la llamada de ayuda de ésta.


OPINION
Yo he tenido ideas suicidas ha sido tal el grado que hace un mes me tome el frasco de clonazepam y me auto agredido como cortarme, mi medicamento no me lo tomo como me lo dicen abuso de la dosis, pero siempre lo hago con el cuidado de no llamar la atencion siempre lo hacia de manera secreta para que no se enteraran mis padres en lugares que no vieran hasta que un dia me descubrio mi mama, me han llevado a un centro psiquiatrico y me hospitalisaron por lo del frasco a lo que quiero llegar es que si te sientes igual no te quedes callado hablalo busca ayuda no dejes que te consuman los sentimientos si no hay nadie que te escuche, busca ayuda terapeutica te aseguro que aun pudes pensar que hay algo mejor que puedas hacer en este mundo bueno eso es lo que pienso.

miércoles, 10 de marzo de 2010

HOLA BIENVENIDA A MI BLOG

DISCULPEN SOY NUEVA EN ESTO SOLO QUIERO QUE ESTE BLOG LES SIRVA DE ALGO E ESTADO INVESTIGANDO SOBRE ESTAS ENFERMEDADES Y QUIERO COMPARTIR ESTA INFORMACION CON USTEDES BUENO ESO ESTODO LO QUE QUIERO DECIRLES.
Depresión
La depresión es un sentimiento de tristeza intenso; puede producirse tras una pérdida reciente u otro hecho triste pero es desproporcionado con respecto a la magnitud del hecho y persiste más allá de un período justificado.
Después de la ansiedad, la depresión es el trastorno psiquiátrico más frecuente. Se estima que un 10 por ciento de la gente que consulta a un médico pensando que tiene un problema físico tiene en realidad una depresión. La depresión comienza habitualmente entre los 20 y los 50 años. Los nacidos en las últimas décadas del siglo xx parecen tener una incidencia mayor de depresión que las generaciones anteriores.
Un episodio de depresión dura habitualmente de 6 a 9 meses, pero en el 15 al 20 por ciento de los pacientes dura 2 años o más. Los episodios generalmente tienden a recurrir varias veces a lo largo de la vida.

Causas
Las causas de la depresión no se conocen por completo. Existe un número de factores que pueden predisponer una persona a sufrir depresión más que otra, como la predisposición familiar (factores hereditarios), los efectos secundarios de algunos tratamientos, una personalidad introvertida y sucesos emocionalmente desagradables, particularmente los que implican una pérdida. La depresión también puede surgir o empeorar sin ningún acontecimiento vital estresante.
Las mujeres son más propensas que los hombres a sufrir depresión, aunque las razones no están totalmente claras. Los estudios psicológicos demuestran que las mujeres tienden a responder a la adversidad encerrándose en sí mismas y autoculpándose. Por el contrario, los varones tienden a negar la adversidad y a dedicarse de lleno a diversas actividades. En cuanto a los factores biológicos, los más implicados son los hormonales. Los cambios en los valores hormonales, que pueden provocar cambios de humor justo antes de la menstruación (tensión premenstrual) y después del parto (depresión posparto), pueden tener algún papel en las mujeres. En las que han sufrido depresiones, pueden ocurrir cambios hormonales similares tras el uso de anticonceptivos orales. La función tiroidea anormal, que es bastante frecuente en las mujeres, puede constituir otro factor.


La depresión que se produce tras una experiencia traumática, como la muerte de un ser querido, se llama depresión reactiva. Algunas personas pueden deprimirse de modo temporal como reacción a ciertos períodos vacacionales (vacaciones tristes) o aniversarios con cierto significado, como el aniversario de la muerte de un ser querido. La depresión sin precipitantes aparentes se conoce como depresión endógena. Estas distinciones, sin embargo, no son muy importantes, ya que los efectos y el tratamiento de las depresiones son similares.
La depresión también puede ocurrir con un cierto número de enfermedades o trastornos físicos. Los trastornos físicos pueden causar una depresión directamente (como cuando una enfermedad tiroidea afecta a los valores hormonales, lo que puede inducir depresión) o indirectamente (como cuando la artritis reumatoide causa dolor e imposibilidad, lo que puede conducir a la depresión). A menudo, la depresión consecuente con un trastorno físico tiene causas directas e indirectas. Por ejemplo, el SIDA puede causar depresión directamente si el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que lo causa, daña el cerebro; el SIDA puede causar depresión de forma indirecta cuando tiene un impacto global negativo sobre la vida de la persona.
Varios fármacos, sobre todo los usados para tratar la hipertensión arterial, pueden causar depresión. Por razones desconocidas, los corticosteroides a menudo causan depresión cuando se producen en grandes cantidades en el contexto de una enfermedad, como en el síndrome de Cushing, pero tienden a causar euforia cuando se administran como tratamiento.
Existe un número de situaciones en psiquiatría que pueden predisponer a una persona a la depresión, como ciertos trastornos por ansiedad, el alcoholismo y la dependencia de otras substancias, la esquizofrenia y la fase precoz de la demencia.

Síntomas

Los síntomas se desarrollan habitualmente de forma gradual a lo largo de días o semanas. Una persona que está entrando en una depresión puede aparecer lenta y triste o irritable y ansiosa. Una persona que tiende a concentrarse en sí misma, a hablar poco, a dejar de comer y a dormir poco está experimentando una depresión vegetativa. Una persona que, además, está muy inquieta retorciendo las manos y hablando continuamente está experimentando lo que se conoce como depresión agitada.
Muchas personas con depresión no pueden expresar normalmente sus emociones (como la aflicción, la alegría y el placer); en casos extremos, el mundo aparece ante ellos como descolorido, sin vida y muerto. El pensamiento, la comunicación y otras actividades de tipo general pueden hacerse más lentos, hasta cesar todas las actividades voluntarias. La gente deprimida puede estar preocupada por pensamientos profundos de culpabilidad e ideas autoofensivas y puede no ser capaz de concentrarse adecuadamente. Estas personas están a menudo indecisas y recluidas en sí mismas, tienen una sensación progresiva de desamparo y desesperanza y piensan en la muerte y en el suicidio.
En general, los depresivos tienen dificultad para conciliar el sueño y se despiertan repetidamente, sobre todo temprano por la mañana. Es habitual una pérdida del deseo sexual o del placer en general. La alimentación escasa y la pérdida de peso conducen a veces a la emaciación, y en las mujeres se puede interrumpir la menstruación. Sin embargo, el exceso alimentario y la ganancia ponderal son frecuentes en las depresiones leves.
En cerca del 20 por ciento de los depresivos, los síntomas son leves, pero la enfermedad dura años, a menudo décadas. Esta variante distímica de la depresión a menudo comienza temprano en la vida y se asocia con cambios característicos de la personalidad. Las personas en esta situación son melancólicas, pesimistas, no tienen sentido del humor o son incapaces de divertirse, son pasivas y aletargadas, introvertidas, escépticas, hipercríticas o en constante queja, autocríticas y llenas de autorreproches. Están preocupados por la inadecuación, el fracaso y por los acontecimientos negativos hasta tal punto que llegan al disfrute morboso con sus propios fracasos.
Algunas personas depresivas se quejan de tener una enfermedad orgánica, con diversas penas y dolencias o de miedos por sufrir desgracias o de volverse locas. Otras creen que tienen enfermedades incurables o vergonzosas, como el cáncer o las enfermedades de transmisión sexual o el SIDA, y que están infectando a otras personas.
Cerca del 15 por ciento de las personas deprimidas, más comúnmente aquellas con depresión grave, tienen delirios (creencias falsas) o alucinaciones, viendo u oyendo cosas que no existen. Pueden creer que han cometido pecados imperdonables o crímenes o pueden oír voces que les acusan de varios delitos o que les condenan a muerte. En casos raros, imaginan que ven ataúdes o a familiares fallecidos. Los sentimientos de inseguridad y de poca valía pueden conducir a las personas intensamente deprimidas a creer que son observadas y perseguidas. Estas depresiones con delirios se denominan depresiones psicóticas.
Los pensamientos de muerte están entre los síntomas más graves de depresión. Muchos deprimidos quieren morir o sienten que su valía es tan escasa que deberían morir. Hasta un 15 por ciento de las personas con depresión grave tiene una conducta suicida. Una idea de suicidio representa una situación de emergencia y cualquier persona así debe ser hospitalizada y mantenida bajo supervisión hasta que el tratamiento reduzca el riesgo de suicidio.

Diagnóstico
El médico es generalmente capaz de diagnosticar una depresión a partir de los síntomas y los signos. Una historia previa de depresión o una historia familiar de depresión ayudan a confirmar el diagnóstico.
A veces se usan cuestionarios estandarizados para ayudar a medir el grado de depresión. Dos cuestionarios de este tipo son la escala de porcentaje de la depresión de Hamilton, que se realiza de modo verbal por un entrevistador, y el inventario de la depresión de Beck, que consiste en un cuestionario que el paciente debe rellenar.
Las pruebas de laboratorio, generalmente análisis de sangre, pueden ayudar al médico a determinar las causas de algunas depresiones. Esto es particularmente útil en mujeres, en las que los factores hormonales pueden contribuir a la depresión.
En casos difíciles de diagnosticar, los médicos pueden realizar otras pruebas para confirmar el diagnóstico de depresión. Por ejemplo, debido a que los problemas del sueño son un signo prominente de depresión, los médicos especializados en el diagnóstico y tratamiento de los trastornos del humor pueden realizar un electroencefalograma durante el sueño para medir el tiempo que tarda la persona en llegar a la fase de movimiento rápido de los ojos (el período en el cual ocurren los sueños). Generalmente se tarda unos 90 minutos. En una persona con depresión se suele alcanzar en menos de 70 minutos.

Pronóstico y tratamiento
Una depresión sin tratamiento puede durar 6 meses o más. Aunque pueden persistir unos leves síntomas en algunas personas, el funcionamiento tiende a volver a la normalidad. En cualquier caso, en general, los depresivos experimentan episodios repetidos de depresión, en un promedio de cuatro o cinco veces a lo largo de la vida.
Hoy en día, generalmente, la depresión se trata sin necesidad de hospitalización. Sin embargo, a veces una persona debe ser hospitalizada, especialmente si tiene ideas de suicidio o lo ha intentado, si está demasiado débil por la pérdida de peso o si tiene riesgo de problemas cardíacos por la agitación intensa.
Actualmente el tratamiento farmacológico es el factor más importante en el tratamiento de la depresión. Otros tratamientos incluyen la psicoterapia y la terapia electroconvulsionante. Algunas veces se usa una combinación de estas terapias.
Tratamiento farmacológico
Varios tipos de fármacos antidepresivos están disponibles: los tricíclicos, los inhibidores de la recaptación selectiva de serotonina, los inhibidores de la monoaminooxidasa y los psicoestimulantes, pero deben tomarse de forma regular durante por lo menos varias semanas antes de que empiecen a hacer efecto. Las posibilidades de que un antidepresivo específico tenga éxito en el tratamiento de una persona son del 65 por ciento.
Los efectos secundarios varían según cada tipo de fármaco. Los antidepresivos tricíclicos a menudo causan sedación y producen ganancia ponderal. También pueden producir aumento del ritmo cardíaco, baja de la presión arterial cuando la persona se pone de pie, visión borrosa, sequedad de boca, confusión, estreñimiento, dificultad para comenzar a orinar y eyaculación retardada. Estos problemas se llaman efectos anticolinérgicos y, generalmente, son más pronunciados en las personas de edad avanzada.
Los antidepresivos que son similares a los antidepresivos tricíclicos tienen otros efectos adversos. La venlafaxina puede aumentar levemente la presión arterial; la trazodona se ha asociado con erección dolorosa (priapismo); la maprotilina y el bupropión, tomados en dosis rápidamente incrementadas, pueden provocar convulsiones. Sin embargo, el bupropión no causa sedación, no afecta a la función sexual y a menudo es útil en pacientes con depresión y pensamiento lento.
Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) representan un gran avance en el tratamiento de la depresión por cuanto producen menos efectos secundarios que los antidepresivos tricíclicos. También son generalmente bastante seguros en las personas en las que la depresión coexiste con una enfermedad orgánica. Aunque pueden producir náuseas, diarrea y dolor de cabeza, estos efectos secundarios son leves o desaparecen con el uso. Por estas razones, a menudo los médicos seleccionan en primer lugar los ISRS para tratar la depresión. Los ISRS son particularmente útiles en el tratamiento de la distimia, que requiere un tratamiento farmacológico de larga duración. Más aún, los ISRS son bastante eficaces en el trastorno obsesivo-compulsivo, en el trastorno por pánico, en la fobia social y en la bulimia (alteración del apetito), que a menudo coexisten con la depresión. La principal desventaja de los ISRS es que causan con frecuencia disfunción sexual.
Los inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) representan otra clase de fármacos antidepresivos. Las personas que consumen IMAO deben observar unas restricciones dietéticas y seguir precauciones especiales. Por ejemplo, no deben tomar alimentos o bebidas que contengan tiramina, como la cerveza de barril, los vinos tintos (y también el jerez), los licores, los alimentos demasiado maduros, el salami, los quesos curados, las habas, los extractos de levadura y la salsa de soja. Deben evitar fármacos como la fenilpropanolamina y el dextrometorfano, que se encuentran en muchos antitusígenos y anticatarrales habituales, porque provocan la liberación de adrenalina y pueden producir una subida importante de la presión arterial. Ciertos otros fármacos deben también ser evitados por las personas que toman IMAO, como los antidepresivos tricíclicos, los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y la meperidina (un analgésico).
Se indica habitualmente a los que toman IMAO que lleven consigo todo el tiempo un antídoto, como la clorpromacina o la nifedipina. Si notasen un dolor de cabeza intenso y pulsátil deben tomar el antídoto y acudir rápidamente a un servicio de urgencias. A causa de las dificultosas restricciones en la dieta y las precauciones necesarias, los IMAO son raramente recetados, excepto para aquellas personas depresivas que no han mejorado con los otros fármacos.
Los psicoestimulantes, como el metilfenidato, se reservan generalmente para las personas depresivas que están encerradas en sí mismas, lentas y cansadas, o que no han mejorado después de haber usado todas las otras clases de antidepresivos. Las posibilidades de su abuso son muy elevadas. Como los psicoestimulantes tienden a hacer efecto rápidamente (en un día) y facilitan la deambulación, a veces se recetan a personas deprimidas de edad avanzada que están convalecientes de una cirugía o de una enfermedad que las ha tenido postradas.

OPINION

Yo fui diagnosticada con transtorno ezquizoafectivo de tipio depresivo pero tambien tengo depresion severa la razon por la que investige esto es porque queria sentirme un poco mejor y aceptar lo que esta pasando llevo 10 años con tratamiento por la depresion y hace apenas como medio año me diagnosticaron el trastorno e tenido muchas subidas y bajadas por esa razon investigue sobre esto quiero poder ayudar o a informar sobre estas enfermadades silenciosas quiero que las personas se den cuenta sobre esto, no quiero que lo ignoren que sean conscientes de esto la desesperacion que a veces se siente cuando ideas suicidas te llegan y sabes que pueden dañar otras personas y tienes que controlar, eso lidiar con el estado de animo tan cambiante etc. solo quiero que si conocen a alguien no le suelten la mano, no lo dejen solo que eso es lo mas cruel que puedan hacer, sentir que te apoyan puede ser de mucha ayuda, que no te juzgen que te orienten y sobre todo que tengan paciencia y tambien se lo digo a la persona que este pasando por lo mismo hay que tener fe y luchar en contra de nosotros gracias por leer esto.